Hablar de maridaje supone hacerlo de historia y matices, de la perfecta armonía entre los elementos a fin de potenciar los sentidos. Desglosamos los secretos del maridaje a través de sus orígenes hasta un momento actual que ofrece cientos de posibilidades.
¿Qué es el maridaje?
Cuentan que en el siglo XIII, un rey europeo comenzó una campaña de clasificación del vino en función de su origen geográfico. A partir de entonces, regalar una identidad propia al vino en función de su lugar de origen, matices y sabor se convirtió en una especie de ritual. Estos datos se convertirían en el modo de vida del sumiller, el encargado de servir en las grandes mesas reales de la Edad Media y, posteriormente, sugerir el vino que mejor casaba con un determinado plato. O mejor dicho, el arte del maridaje.
El maridaje nace en el siglo XIII a partir de la clasificación de diferentes vinos en función de sus matices y origen geográfico. Una tradición que hoy se mantiene y reinventa por igual.
Este concepto consiste en la perfecta combinación de vino y comida a fin de realzar el sabor de los mismos a partes iguales. Tanto, que no hay que olvidar que la propia palabra procede del vocablo “matrimonio”, concepto igualmente polémico entre aquellos expertos que prefieren referirse al mismo como “armonía” o “acorde”.
A partir de esta conjunción sensorial, nacen diferentes posibilidades, todas ellas tan únicas como diferenciadoras. Especialmente, si te decantas por un Villota a la hora de potenciar la experiencia.
¿Qué buscamos en un buen vino durante el maridaje?
Un vino es capaz de aportar un toque agradable, elegante y fino a cualquier plato además de potenciar su sabor. Desde carnes y pescados, pasando por pastas y mariscos, existe un vino apropiado para cada bocado diferente, consolidando una tarea tan ardua como interesante apoyada en estas tres características básicas:
Armonía: según los expertos, la perfecta armonía entre vino y comida supone la base equitativa que nos permita disfrutar de cada sabor sin que ninguno eclipse al otro. En el perfecto equilibrio, reside el secreto del mejor maridaje.
Contraste: en otras ocasiones, el vino puede ser el mejor aliado para potenciar el sabor de un plato o bien aportar nuevos matices.
Sabor y consistencia: aportar ligereza a comidas con cierto peso y así equilibrar la sinfonía de sabores y sensaciones.
A partir de esta premisa, entran en juego tantas posibilidades como experiencias. Solo es cuestión de saber qué tipo de vino, previamente clasificado, está destinado a esa comida única.
Cómo combinar los vinos Villota con diferentes platos
Los vinos pueden combinarse con todo tipo de comidas, tales como pescados, carnes, aperitivos, pasta y un largo etcétera. Sin embargo, elegir la botella correcta es la clave para disfrutar de una experiencia sensorial única (para saber más sobre ello, recomendamos el libro Papilas y moléculas, de François Chartier). En Villota somos conscientes de este noble arte y en muchas de nuestras catas incluimos aquel vino que mejor se adapta a un sabor concreto. Estas son nuestras mejores sugerencias:
Aperitivos
Los aperitivos se sirven bajo la norma de abrir el apetito y preparar al comensal para el resto de la comida. Bajo esta premisa, elegiremos un vino como Villota Selección Tinto, el cual casa a la perfección con tablas de quesos curados o el mejor jamón ibérico gracias a sus notas de fruta negra madura y matices de regaliz rojo o vainilla que permite un baile entre su ligero dulzor y la potencia evocadora de los mejores aperitivos.
Carnes
Un vino como nuestro Viña Gena se convierte en la mejor propuesta a la hora de acompañar diferentes carnes, especialmente aquellas de mayor robustez y sabor como, por ejemplo, carnes rojas poco elaboradas o platos como cordero con hierbas aromáticas. Gracias a sus toques de guinda y ciruela roja, evocamos un ritual único, donde la intensidad entiende de tantas notas como matices.
Pescado
Si te gusta el marisco, o bien pescados suaves como el rodaballo, un vino blanco supone el mejor aliado a la hora de aportar frescura sin renunciar a la intensidad deseada. Villota Selección Blanco supera su propósito aportando toques de botánico y minerales que definen el mejor requisito para un maridaje entre marisco y vino: finura y volumen desde el primer bocado.
Pastas
El orégano y la mozzarella invitan a un vino rosado desde el primer momento. Aunque si nos decantamos por un arroz, el mito del maridaje con vino blanco da paso a nuevas propuestas como vinos rosados o incluso tintos como nuestro Selvaneda Tinto. Notas de frutos rojos y hierbabuena que ensalzan la experiencia de disfrutar de un risotto o la mejor pasta marinera.
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